Sempere per sempre

25 aniversario de su muerte.

Desde mi infancia he admirado a Sempere. Me gustaba mucho dibujar, transformar, crear esculturas reciclando cosas inservibles (y otras veces servibles) reinventar los juguetes, crear escenografías para obras de teatro con mi familia… según decían los que me querían: “El xiquet apunta maneres”, pero ya se sabe “quien mucho abarca poco aprieta”, y aquel “xiquet inquiet”, nervioso y un poco hiperactivo con los años acrecentó su nerviosismo, y sus ansias de crear se fueron quedando solo en eso, en ansias. Pero si algo de esa época he conservado e incrementado es mi admiración por Sempere. Recuerdo como lo descubrí…

Era verano, principio de la década de los ochenta, estábamos en la casa de campo donde pasábamos las vacaciones estivales, era la hora de la comida, y de pronto mi madre invade mi país imaginario, para mandarme a la caseta de la vecina a pedirle algún ingrediente que le faltaba para terminar la comida. Yo a regañadientes acepté exiliarme momentáneamente de mi mundo inventado. Crucé el camino y a solo unos metros se encontraba aquella casa antigua, chalet de los años veinte venido a menos, que en tantos sueños me cautivó. A su puerta, debajo de su gran parral, sentado en su butacón, con un transistor pequeño en una mano y en la otra un trozo de “fenoll”, para llevarse de vez en cuando a la boca, se encontraba mi vecino. Era un hombre curtido, de mediana edad y con una principiante enfermedad degenerativa, paliada por innumerables calmantes, que le daban un aire infantil y una pausada voz, de fondo sonaba una zarzuela traída por los clásicos populares que el siempre escuchaba. Llegando a su altura me dijo:


- Hola “Eusebiet”.
Yo quede extrañado y con la insolencia que permite ser niño conteste:
- A mí no en diuen “Eusebiet”.
- Jo se com és diuen, però, és sap malament que et diga “Eusebiet”?. Me contesto con toda la bondad de su voz.
- No, crec que no. Le dije.
Tras estas palabras entre en la casa, pedí el encargo de mi madre y regresé. En casa conté lo ocurrido, dije lo loco que estaba el vecino y mi madre tras echarse a reír me dijo:“Loco” no, “Eusebiet” es el artista més famos d’Onil, i ell te ho diu perque sap que t’agrada molt dibuixar.

A partir de entonces empecé a interesarme por “Eusebiet”, intentaba imitar su obra, pero claro en mí solo eran rayajos y colorines, que casualidades de la vida así era como veían su pintura muchos desde su ignorancia, admito que el arte abstracto es difícil de entender, pero como todo en la vida, si se pone un poco de paciencia e interés las obras siempre transmiten algo.

Mi siguiente recuerdo importante de Sempere es el día 29 de Abril de 1984, cuando en un clamoroso homenaje en plena “moguda de bandes” se le nombro hijo predilecto de la villa y se inauguró el busto que preside la plaza Mayor regalado y realizado por su amigo el escultor Pablo Serrano (valorado por aquellos años en 3 millones de pesetas).Allí , en medio de la plaza rodeado de muchos de mis vecinos, sentí que se trataba de alguien verdaderamente importante, todo un pueblo le aplaudía, algunas personas lloraban de emoción, lo cual acrecentó mi interés por preguntar más y más sobre el hombre, sobre el artista. Claro está, hay cosas que a un niño se le escapan, pero otras te marcan para toda la vida.

Me contaron que justo un año antes, el mismo día de la entrada de 1983, se inauguró el Monumento a la Muñeca, que fue posible gracias a su generosidad, el cual además de la idea, contribuyó con una importante cantidad, también se abrió una cuenta para que todo el pueblo contribuyese pero fue la asociación de fabricantes la que colaboró fundamentalmente en la ejecución material de tan interesante realización. Por fin Onil tenía una de sus esculturas móviles, ya que pinturas si había ya muchas por Onil, como retratos que pintó en su infancia para vecinos, gouaches adquiridos por particulares... pero sin duda la que quizás nos englobe a muchos "colivencs" sea los frescos de la capilla bautismal de la parroquia, ya que rodeados por ellos hemos sido bautizados muchos niños desde la segunda mitad del siglo XX.

Esta obra fue encargada en 1950 por el Cura Párroco Antonio Genovés y por el entonces presidente de la junta parroquial Ramón Sempere Quilis , quien en 1999 escribió: "Creo que lo estaba esperando, pues en pocos días, la capilla albergaba a Eusebio, sus pinceles y bocetos, que en un conjunto de siete piezas decoraría la citada capilla". En estas siete piezas Sempere representó tres escenas bíblicas y en los nervios de la bóveda a los cuatro evangelistas, autorretratandose el propio Sempere en la imagen de San Marcos. En cuanto al coste, segun cuenta Ramon Sempere :"No quiso hablar nunca de dinero, y nada recibió en este sentido". Cuando teminó la obra se sitió satisfecho , pero años más tarde Sempere quiso deshacer los frescos y pintar unos nuevos, ya que como el mismo reconoció era muy joven cuando los pintó, pero no se lo permitieron.

Mis últimos recuerdos son aquellos tristes días de abril de 1985 cuando tras fallecer la mañana del 10 de abril en el chalet de La Cova, Onil le despidió. Como uno más visite su capilla ardiente instalada en el salón de sesiones del Palacio del Marques de Dos Aguas, firmé en el libro de condolencias, y una vez más comprobé lo grande que era, nunca tantas autoridades juntas han estado en Onil .

Escuché a alguien comentar:
- "Mireu tota la gent que ha vingut, i quanta flor , ben be, no saviem el que teniem".

Hoy, me he vuelto a cruzar con mi vecino, la enfermedad avanza cada vez más rapido, pero con su misma voz me ha dicho:

-" Hola "Eusebiet"!, Et sap malament que et diga "Eusebiet"?.



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